En mi búsqueda constante de la perfección estética y naturalidad, el ácido hialurónico ha sido una herramienta invaluable en mi práctica de medicina estética. Aunque esta sustancia ofrece volumen e hidratación, reconozco que su uso requiere cautela.

Es fundamental abordar el hecho de que, con el tiempo, tratamientos aparentemente perfectos pueden complicarse.

La tentación de corregir inmediatamente con más ácido hialurónico puede llevar a deformidades futuras más notables.

Como médico, esta realidad me ha llevado a insistir en la importancia de la reflexión.

En ocasiones, he tenido que persuadir a pacientes de evitar nuevas inyecciones y permitir que el ácido hialurónico se disuelva por completo antes de considerar nuevos tratamientos.

La medicina estética facial no puede detener el envejecimiento, pero puede contribuir a mantener una piel saludable y resistente. La clave es buscar resultados naturales y duraderos, recordando que la excelencia se encuentra en la gestión sabia de los cambios a lo largo del tiempo. La medicina estética, cuando se practica de manera natural, preserva la autenticidad y la salud de cada paciente.